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© Jordi Terry

ESPÍA

Vicristal, la firma ‘centennial’ que resucita (y actualiza en clave de moda) el folclore valenciano

POR PATRICIA MORENO22 DE FEBRERO DE 2021

En tiempos de futuros inciertos, los orígenes son, muchas veces, el lugar al que mirar para evadirse, inspirarse y comprender. Con su firma, Víctor Martí prueba que la generación Z ha llegado para poner en valor lo que otros despreciaban: de la artesanía a imaginarios costumbristas

Víctor Martí (Valencia, 1996) forma parte de una generación de creativos valencianos que se lleva bien con el folclore de su tierra. Ni reniega de él ni se aproxima a este desde una visión kitsch. Con su firma, Vicristal, remueve sus orígenes desde la más absoluta horizontalidad, respeto y admiración. Tanto es así que su primera colección, Raíces, presentada en 2017 nada más terminar sus estudios, era un homenaje al municipio valenciano Calles, de donde proviene su familia, una localidad que no llega a los 400 habitantes. “Vivo enamorado de la región que me ha visto crecer y es inevitable no enriquecerse de todo el patrimonio cultural y artístico que emana Valencia”, transmite este diseñador de la generación Z, que cuenta que debe el nombre de su marca a una amiga que de llamarle Vic pasó a dirigirse a él como BIC Cristal.

Para su última colección y primera dedicada al público masculino, Enzia: Flores, Luz y Color –que es un juego de palabras con el himno valenciano– este joven incluye elementos identitarios como el color naranja, la flor de azahar en relieve y las flores bordadas en seda típicas de la indumentaria de las Fallas. “Ver cómo las prendas comienzan a tomar forma a partir del folclore valenciano, la rica y variada paleta cromática que Joaquín Sorolla usa en sus cuadros y elementos tan característicos de esta ciudad, sentó las bases para que existiera esta colección de moda”, dice, asegurando que el resultado ofrece todo ese imaginario “desde un enfoque actual”.

La producción de proximidad o ‘made near’ es parte de la filosofía de esta joven firma valenciana

© Fotografía: Jordi Terry. Dirección creativa y estilismo: Enol Blasco y Guillem Chanza.

Para crear las fotos que ilustran este artículo, Víctor se unió a otros creativos locales a los que admira: el fotógrafo Jordi Terry y los estilistas y directores de arte Guillem Chanzá y Enol Blasco. Juntos se desplazaron a una construcción clave en la historia valenciana: la barraca. De todas las edificaciones rurales de la zona –también están el mas y la alquería–, esta es la asociada a los trabajadores de la huerta y suele estar realizada con materiales pobres: troncos de morera o de chopo, cañas y barro. Esencial en el paisaje arquitectónico del Levante, este grupo de creativos hizo de una en concreto, la barraca de Toni Montoliu, hoy convertida en destino de visitas y espacio de eventos, el escenario perfecto de la última colección de Vicristal.

Sobre este, Víctor, emocionado, comenta: “Es uno de los proyectos más ambiciosos en el que he trabajado. El objetivo principal era tratar y profundizar sobre el folclore de Valencia, el costumbrismo y las tradiciones más arraigadas a la tierra. Hemos recreado las típicas postales valencianas de la zona de La Marjal llenas de historia y tradición. Contamos con los grupo de danzas El Faldellí, quienes representan al conjunto de valencianos, y Xafarnat, de Paterna, que colaboraron en el atrezzo. Sin ellos no hubiera sido posible llevar a cabo esta reproducción tan contemporánea del costumbrismo valenciano”. Ahí radica la esencia de la horizontalidad anteriormente mencionada: no se limita únicamente a tomar símbolos y revisarlos, sino que integra a los guardianes de los mismos.

Vicristal ha recreado las clásicas postales valencianas de la zona de La Marjal

© Fotografía: Jordi Terry. Dirección creativa y estilismo: Enol Blasco y Guillem Chanza.

Esa retroalimentación con el entorno no es solo estética. Toda la producción de la firma, en sus más de tres años de andadura, es de proximidad. “Apostamos firmemente por valores como la artesanía y el made near. Cada prenda está trabajada de manera artesanal otorgándole la identidad de única. Además, colaboramos con pequeños comercios y empresas locales para enriquecer la economía. Asimismo, pretendemos ser transparentes y mostrar todo lo que sucede durante el desarrollo de las piezas, lo que nos permite crear unos vínculos entre los clientes y poder reafirmar nuestro sello made in Spain”, asegura Víctor, que creció en una familia volcada en el arte y la cultura. Cuenta que su madre y su tía estudiaron Bellas Artes. “Por ello, el deseo de enfocar mi futuro a un mundo creativo no sonó tan raro como puede pasar en otras familias”, dice sintiéndose afortunado.

Estudió Diseño de Moda en la escuela valenciana Barreira A+D, donde fue gestando la esencia de la que sería su firma. “Cuando terminé mi etapa formativa y abrí las puertas del mundo laboral tuve un momento de duda ante la idea de si sería factible crear mi propia marca, pero al final rompí la barrera del miedo y me lancé a la piscina. Me impulsó mucho el hecho de reivindicar que la juventud puede embarcarse en un reto profesional de tal envergadura”, relata este joven, que reconoce como referentes la moda conceptual de Jil Sander, Lemaire, Moisés Nieto o Hien Le, así como cita a Leandro Cano, el último ejemplo nacional de cómo revisar la cultura española desde un punto de vista moderno.

Tres años después de lanzar su firma de moda, Vicristal amplía su oferta con una colección masculina

© Fotografía: Jordi Terry. Dirección creativa y estilismo: Enol Blasco y Guillem Chanza.

Asegura Víctor que muy pronto su propuesta recibió buena acogida, especialmente en Instagram, su ventana al mundo. “Al principio no tenía una visión clara de futuro, no sabía hasta dónde llegaría o dónde podría terminar el camino que había empezado, pero al ver la respuesta rápida del público al que me dirigía supe que tenía un hueco en el mercado. Creemos firmemente que luchar por valores tan primordiales como el slow fashion te sitúa en un mercado que está alejado del ritmo frenético del mundo de la moda y por el que cada vez más personas abogan”. Con esa premisa, Vicristal presenta colecciones cápsula y atemporales que abastecen hasta dos temporadas y nunca llega a superar los diez productos para evitar saturar, producir en exceso y poner en peligro el sentido de “nuevo lujo” que defiende.

A las puertas de estrenar su e-commerce, su sistema de venta es direct-to-consumer a través de Instagram, aunque también desea localizar concept storescon unos valores alineados a los suyos que puedan alojar sus diseños. Actualmente se mueve bajo la fórmula pre-order para únicamente producir lo vendido y no generar stock, además de ofrecer un servicio a medida, “para garantizar piezas únicas o variaciones en las prendas de colección”. El público ha hablado y, hasta ahora, son sus complementos, su joyería –con pendientes de inspiración Calder– y sus chaquetas las prendas más demandadas. Aunque los tiempos no acompañan a pensar de forma largoplacista, tiene clara su meta: “Tener un estudio que haga las veces de punto físico dentro de la ciudad”.